3 de diciembre de 2013

Clase de Epidemiología de 1ª Vuelta

Siempre se ha dicho que Medicina es la menos científica de todas las ciencias. De la misma forma, la Medicina siempre ha sido entendida como una fusión entre las humanidades, las letras y la ciencia, despreciando en parte, el componente de números que lleva implícito esta última. Pero para todo aquel creyente en que la Medicina está completamente exenta de numerología, que se desengañe. Para eso llegaron unos tíos y se inventaron la Epidemiología.

Puede parecer que la Medicina actual tiene tantas cosas que descubrir, que lo que menos le preocupa al médico es manejar con soltura un conjunto de cifras y fórmulas, y que lo que debe hacer es centrarse en el estudio de la fisiopatología y las dianas terapéuticas de las enfermedades. Sin embargo, y como se me ha demostrado en los últimos años de la carrera, la Epidemiología es una de las partes más importante de la práctica médica, y prueba de ello, es el peso que tiene de cara al examen MIR. De las 225 + 10 preguntas que componen el examen, el número medio de preguntas de Epidemiología es de 20 (aproximadamente un 8,5%). Es por eso que la academia ha recalcado la importancia de prepararla adecuadamente, y en consecuencia nos han dado una maravillosa clase de primera vuelta.

La tarde empezaba con el ánimo de saber que, además de la preparación del MIR, la clase iba a facilitarme en gran medida el examen de Farmacología Clínica que tengo en la facultad en apenas unas semanas. Iba siendo consciente de la pésima base del temario que tengo y siendo complemente creyente en que "Él método" volviese a hacer de mí un chico con las ideas claras.

El profesor, un cirujano vascular del H. Clínico San Carlos de Madrid (sí, un cirujano, has leído bien), empezó explicando métodos de validación de las pruebas diagnósticas, y desde el minuto uno me di cuenta de que el tío era un auténtico genio de la docencia. Explicaba, daba ejemplos prácticos, ayudaba a razonar cada una de las preguntas de test detenidamente, proponía ejercicios para resolverlos de manera individual y luego exponerlo de manera conjunta... Después de entender qué era y cómo se hacía una tabla de contingencia (concepto que me explicaron en primero de carrera pero que, obviamente, estaba perdido en algún sitio donde ni mi razón ni mis ganas me permitían encontrarlo), empezó a explicar las medidas de frecuencia y las medidas de asociación. Llegados a este punto, en el que mezclaba la incidencia con la densidad de incidencia, y los falsos negativos con los positivos, y el VPP con el VPN, mi cerebro y mi vejiga no estaban en condiciones de seguir hacia adelante. Todo lo bien que lo estaba haciendo el profesor, se estaba liando en mi cabeza por la mundana necesidad de salir a descansar.


Al volver del descanso y con la consciencia subiendo peldaños en la escala de Glasgow, estaba preparado para el segundo asalto, que no hizo otra cosa que mejorar. La parte final de la tarde la dedicamos a sintentizar de manera sistemática los estudios epidemiológicos, repasando los más importantes, y dejando los secundarios para abordarlos detenidamente durante la segunda vuelta. Llega el final de la clase y me levanto del asiento doblemente satisfecho. No solamente había logrado comprender un temario que en la facultad se me resistía desde el primer día que puse un pie dentro, sino que lo que habíamos estado repasando había aclarado conceptos que necesito para el examen de dentro de dos semanas.

La semana que viene tendré la clase de Estadística, otro de los grandes huesos que nunca me he visto en condiciones de roer, y muy relacionado con la clase de esta semana. Juntas forman lo que he decidido llamar la "numerología de la MIRicina", un conjunto de conocimientos en base a números y fórmulas que creí que nunca iba a volver a tener que repasar, pero que sin olvidar la importancia de las letras y las humanidades, forman parte indiscutible de esta ciencia que llamamos Medicina.



A.





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